No hay nadie más kitsch que tú.
Te sonará o no, pero es que en esos souvenirs que te acompañan durante la vida, conectas con la verdadera magia; el bote con galletas de la casa de tu abuela, las gafas de sol que apuntaban al mejor look del verano, o el picnic de los fines de semana con el que daba igual el lugar: acababas con el estómago repleto y feliz. Los tiempos cambian, pero hay emociones que perduran. A través de estos tesoros que hemos encontrado para ti, te animamos a reencontrarte con esa emoción tan nostálgica, tan atemporal, tan tuya.